Wednesday, March 12, 2008

Enhorabuena Obama, te pareces tanto a Claudio


Puede que a estas alturas del partido venga uno a darse cuenta de que es intrínsecamente adeco, pero la verdad es que me entusiasma la precandidatura de Barack Obama. Y me entusiasma básicamente por dos razones:

1) Creo firmemente que Estados Unidos precisa un cambio, necesita dar un amplio viraje en lo que ha sido su política interna y externa. Ojo, Hillary también me gusta (su condición de mujer es, para mí, su principal asset), pero me cansa de ella su apellido. Que desde 1989 hasta hoy la presidencia de este país (cuidado por ocho años más) se haya distribuido entre dos clanes –los Bush y los Clinton-, me está empezando a parecer, además de aburrido, aterrador, decadente y, por qué no, hasta bananeroso.

No. Yo creo que este país –visto el desastre que fue la invasión a Irak, los actuales precios de la gasolina, la preocupante crisis inmobiliaria y el auge simultáneo que han tenido en el último lustro Paris Hilton y el llamado Diseño Inteligente- requiere un urgente cambio de dirección ("aunque sea por cambiar nomás", como dice alguna canción). Y qué mejor que un mulato de nombre africano, menor de 50 años y cuyo discurso se enfoca un poco más hacia la gente y menos hacia las corporaciones y los vendedores de armas. Okey, Obama luce populistón y demagogo, pero sin dudas representa un viento fresco ante la cruzada de tanto conservadurismo reaccionario en armas.

2) Es igualito a Claudio Fermín. Primero por aquello de populistón y demagogo. Luego, porque de alguna forma y en sus respectivos momentos ambos han representado cierto refrescamiento de la política (Claudio rivalizó con Rafael Caldera, después con Alfaro Ucero, y las cosas parecen indicar que Obama lo hará con John McCain). Finalmente -aunque no sabemos si son vegetarianos- ambos tienen esa especial combinación entre melanina, afectación y autocontrol que exhiben al momento de arengar a las masas o ante algún periodista de televisión. Es ese cantaíto con el cual adornan sus palabras y esa forma, digamos grácil, de gesticular mientras arrastran las eses, como para darle un poco más de categoría al asunto. Respecto a este tema, Ibsen Martínez fue más preciso: "Fermín jamás deja un período inconcluso, siempre redondea sus oraciones subordinadas y regresa a la trilla original de su a menudo irrebatible argumentación. Y todo con envidiable facundia escolástica y eufónica".

Y, como dije, yo no sé si amanecí siendo adeco, pero no me digan que hoy, a la distancia, un tipo como Claudio Fermín no es música celestial al lado de la desaforada filípica del comandante que gobierna Venezuela desde hace casi diez años, por no decir el eructo de Acosta Carles, los rebuznos de Nicolás Maduro o las cachetadas de Iris Varela. Lo mismo creo que puede decirse de Barack Obama: después de ocho años con Bush y los halcones mayores en la Casa Blanca, pienso que lo mejor que puede pasar es que él –que sí, fumó su montecito y bailó a Beyoncé en el show de Ellen DeGeneres (no sin su cuota de afectación discotequera)- llegue al poder. Ya habrá tiempo para arrepentirse. Esperemos que no.



2 comments:

Los Facinerosos said...

¿No serán primos?

Anonymous said...

sendo tumbado