Wednesday, March 5, 2008

Distancia y categoría


El chavismo puede haber perdido el sex appeal, pero sigue imponiendo la moda.

Como en todas las cosas revolucionarias, es el mismísimo presidente quien lleva el la batuta en cuestiones de estilo ¿Y qué mejor demostración que la fantasía visual de fornidos soldados de plomo con que recibe a sus colegas en momentos de crisis?

El país se consume en rumores de guerra, llega Correa, las cámaras apuntan a Miraflores y Chavez –todo un mago mediático- organiza un desfile de uniformes decimonónicos y pelucas afrovaladas, a la codorniz. Luego toma a su colega de la mano y se retiran a una recámara privada, a hablar cosas de estado, por supuesto, y a hacer algo glamoroso para relajarse antes de la rueda de presa de turno, como mascar hojas de coca al ritmo de "In the Navy", o simplemente pensar en reclutas.

Se puede perder el orgullo, pero el estilo nunca.

La semana que viene hablaremos del peinado Tascón.

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