Tuesday, April 22, 2008

¡Se cansa uno de tanto belicismo!


Será uno el que anda equivocado, pero qué fastidio insistencia de los políticos por la jerga bélica (¿belicista?), militar (¿militarista?), guerrera (¿guerrerista?). Supone uno que habrá más de un tarado –o millones de tarados- que se excitan cuando escuchan a un figurón político llenarse la bocota con palabrotas de cuartel como si de recitar La Ilíada se tratara.

Lo de Venezuela cansa ya mencionarlo: ya Chávez, en las cabezas de sus devotos -y como lo hizo notar Alberto Barrera Tyszka-, dejó de ser "Presidente" para convertirse en "Comandante". Y de ahí para abajo se ha desatado toda una imaginería militar con fines electoreros vemos por todos lados carajitos vestidos de campaña y boinita roja recitando loas a Fidel Castro; burócratas y boliburgueses que prefieren distinguirse como soldados y batallones… y ordene usted; batallas tan desbordantes de patetismo como la de Santa Inés (hablo de la versión siglo 21, o sea un referéndum, no la que libró Ezequiel Zamora el 10 de diciembre de 1859 en la Guerra Federal). Me refiero a todo el onanismo que se genera entre los mandones y su galería con los rifles kalashnikov, los aviones Sukhoi, los submarinos rusos y vaya usted cuántas armas se ha comprado el comandante en su afán de vender la guerra como su mejor argumento electoral.

Pero no sólo a nuestro gallo criollo le gusta el latiguillo militar como instrumento de “seducción” política. Por estos lares, luego de tener a George W. Bush de guerra en guerra, de amenaza en amenaza, de bombardeo en bombardeo, ahora resulta que a Hillary Clinton no se le ocurrió mejor cosa que amenazar con “destruir” (wipe out) a Irán si este país se le ocurre atacar a Israel.

“En los próximos diez años, durante los cuales algún tonto considerará lanzar un ataque a Israel, nosotros estaríamos dispuestos a destruirlo. Es algo terrible para decir pero la gente que maneja Irán necesita entender que quizás no les conviene hacer algo que puede ser descuidado, tonto y trágico”, señaló la Clinton (¡y no McCain!).

Es decir, que si el demente que gobierna Irán, ese de apellido Ahmadinejad, cumple su amenaza y ataca a Israel, la respuesta que se espera de la senadora, en caso de ser presidenta, es destruir el país, y por extensión a una buena porción de su más de 70 millones de habitantes. Así nomás. Sin medias tintas, sin consideraciones, sin pestañeos. Tres bombas atómicas y... next.

Creo sin dudas que Israel, en caso de ser atacado, tendría todo su derecho de defenderse, y de darle un larga patada por el trasero a Ahmadinejady (lo cual debería ser muy distinto que "destruir Iran"). Pero creo que la posición de un presidente de Estados Unidos debe ser otra, distinta, negociadora, diplomática (sobre todo si no ha ocurrido aún ningún ataque). Creo que se debe apoyar al agredido -que además es un aliado del país- pero basta de tanto apetito por la destrucción. Si todo el que puede amenazar con destruir países cumple su palabra, imagínate hasta dónde llegaría todo este show.

Como dije al principio, yo no sé si esas posturas guerreristas siguen despertando votos entre los tarados del mundo (y de Estados Unidos, lógico). Espero que no. Al menos Barack Obama dijo algo un poco esperanzador: “Una de las cosas que hemos visto en los últimos años es un monto de palabras como ‘destruir’ que en realidad no produce buenos resultados”.

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