No es un tucusito, tampoco un arrendado, menos que menos una paraulata. ¡Es un canario, joder! Y cómo está cantando el pajarito.
Pocas veces el canto de un canario ha puesto a bailar a tantos y a tan poderosos. Y no hablamos en esta página de un canario apureño. No. Nos referimos a un canario gordo de nacionalidad venezolana-americana con nido en Key Biscayne –Florida, USA- llamado Guido Antonini Wilson.
El emplumado en cuestión está cantando de lo lindo desde este lunes, cuando hizo acto de presencia en la corte de Miami. (No ha sido el único: el otro canario, el apellidado Maiónica, ya había entonado con tal gracia un aria que ríete de los tres tenores juntos en el Partenón).
Pero la prima donna de los canarios –algo menos obeso, todo hay que decirlo- ha trinado hermosamente y con plomo grueso. Vimos la carta que le dirige al '”Querido Comandante Chávez” y en la que le pide dos millones de dólares por asumir la responsabilidad del maletín con 800 mil dólares que incautaron en Argentina.
Antonini Wilson ha dicho de todo, pero lo más grave es que en el avión existía otro maletín con 4,2 millones de dólares y que, dos días después de que lo cogieron in fraganti, estuvo en la Casa Rosada con el ministro de Planificación argentino, Julio de Vido, y el ex funcionario kirchnerista Claudio Uberti.
No vamos a hablar más del canto del canario Guido. Sigamos oyendo sus nauseabundas melodías de corrupción. Esperemos que haya un poco de justicia Venezuela y Argentina, más allá de estos tres delincuentes (Durán, Kauffman, Antonini). Es realmente dantesco lo que todas estas aves de mal agüero han hecho con los reales que no son de ellos.
Hablando de canarios, vamos con un número musical para conmemorar el juicio histórico que se desarrolla en Miami. (Los Facinerosos siempre pendientes de la buena mesa, la buena barra y las buenas caderas). Asi: que paren el reloj y suban esa música, dice el canario bueno, José Alberto. ¡A bailarrr! (dedicada a los business del general Rangel Silva en Venezuela).
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